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Para enfrentar directamente la crisis climática, nuestro enfoque sobre el almacenamiento de agua debe cambiar

Los riesgos en materia de seguridad hídrica constituyen la mayor amenaza para alcanzar los objetivos de sostenibilidad mundiales.

Es difícil mirar por la ventana o leer las noticias sin ver los efectos del cambio climático. Los desastres naturales están ocurriendo con una frecuencia alarmante. El cambio climático está alterando los patrones del clima mundial, desencadenando fenómenos meteorológicos cada vez más extremos, entre ellos inundaciones, sequías y olas de calor, que agravan la escasez de agua  y provocan un sufrimiento catastrófico desde Pakistán hasta Estados Unidos y Kenya.

Los riesgos en materia de seguridad hídrica constituyen la mayor amenaza para alcanzar los objetivos de sostenibilidad mundiales.  Un calentamiento mundial de entre 2 °C y 4 °C podría llevar a hasta 4000 millones de personas (i) a experimentar algún nivel de escasez de agua. Históricamente, los sistemas de almacenamiento de agua han permitido a los seres humanos prosperar en diversas condiciones climáticas. Sin embargo, a medida que el clima cambia, muchos sistemas de almacenamiento de agua están dejando de ser idóneos, o en algunas regiones ya no son adecuados.

La crisis del agua se ve agravada por el hecho de que el mundo ya está experimentando un incremento del déficit en el almacenamiento de agua, es decir, la diferencia entre el volumen de agua necesario y el volumen de almacenamiento en un momento y lugar determinados.  En los últimos 50 años, mientras la población mundial se duplicó, las reservas naturales se redujeron en alrededor de 27 billones de metros cúbicos debido al derretimiento de los glaciares y las nieves, y a la destrucción de humedales y llanuras de inundación. Al mismo tiempo, el volumen de agua almacenada en instalaciones construidas está en peligro debido a que el espacio útil de los embalses se llena con sedimentos, y el mantenimiento de presas, depósitos de agua y otras estructuras artificiales está rezagado en muchas regiones.

En resumen, el almacenamiento de agua en el mundo está disminuyendo justo cuando es más crítico para mitigar los efectos del cambio climático . Si queremos alcanzar nuestros objetivos de adaptación al cambio climático y mitigación de este, la falta de acción no es una opción. Para gestionar la creciente variabilidad hídrica, responder a la mayor demanda de agua debido a las temperaturas más altas y mantener los avances en la seguridad alimentaria y energética, se requiere un cambio fundamental en la manera en que conceptualizamos y gestionamos el almacenamiento de agua. ¿Cómo deben evolucionar los enfoques tradicionales de planificación y gestión del almacenamiento de agua para satisfacer las necesidades cada vez más urgentes del siglo XXI?

La naturaleza debe ser una parte importante de la solución. Más del 99 % del almacenamiento de agua dulce de la Tierra se encuentra en la naturaleza , pero en gran medida se lo da por sentado. Es necesario reconocer colectivamente que el almacenamiento natural como las aguas subterráneas, los humedales, los glaciares y las reservas de humedad en el suelo son fundamentales para la supervivencia, por lo que se les debe proteger y gestionar. Saber lo que tenemos es el primer paso para tomar conciencia del valor de la naturaleza y dejar de agotarla innecesariamente, como ha sucedido durante décadas en muchas partes del mundo.

 

La creciente incertidumbre provocada por el cambio climático es abrumadora.

 

Por otro lado, el almacenamiento construido ayuda a compensar la variación en la disponibilidad de agua, para mitigar los impactos de los fenómenos meteorológicos extremos y para proporcionar servicios esenciales, entre ellos abastecimiento de agua potable limpia (por ejemplo, suministro de agua a granel para ciudades en crecimiento), control de inundaciones, energía no contaminante, transporte y riego. El agua almacenada para la producción de alimentos puede ayudar a mitigar los efectos de las sequías, que pueden afectar negativamente la salud y el desarrollo de los más vulnerables durante generaciones. Las empresas con un suministro de agua confiable tienen un desempeño mejor que aquellas con un suministro menos confiable, especialmente en el sector informal. Y, lo que es más importante, las presas hidroeléctricas son una reserva de energía limpia que ayudan a mitigar el cambio climático.

Si bien las comunidades y las economías, grandes y pequeñas, han dependido durante un largo período de soluciones naturales, construidas e híbridas, desde hace mucho tiempo se han desarrollado y gestionado de forma aislada, y eso tiene un costo. Los sistemas compiten entre sí y prestan servicios diferentes a distintas partes interesadas, a menudo separadas por límites o fronteras, lo que conduce a un desarrollo descoordinado o a desembalses y a la reducción de los beneficios totales. Dado que los tipos de almacenamiento natural, como las aguas subterráneas, las cuencas hidrográficas y las llanuras de inundación, a menudo se dan por sentados, no se comprenden bien los servicios que proporcionan a las partes interesadas en una amplia gama de sectores y lugares, lo que conduce a un uso excesivo y a la degradación de los recursos. Algunas inversiones en almacenamiento están demostrando ser desiguales frente al desafío del cambio climático y deben ser modificadas por motivos de seguridad y para que cumplan con los requisitos de desempeño, por ejemplo, para manejar el aumento de las inundaciones. Un sistema diverso que incorpore almacenamiento natural y construido será más resiliente a las crisis relacionadas con el clima que las instalaciones individuales.

Cambiar nuestra estrategia de almacenamiento de agua no es toda la respuesta al cambio climático, sino formular un enfoque integral que reúna a una amplia gama de sectores económicos y partes interesadas, tanto públicas como privadas, y respaldado por inversiones que sea una base sólida para soluciones sostenibles que ayuden a la adaptación al cambio climático. Para lograrlo, las personas de todos los niveles, desde los responsables de la formulación de políticas hasta los encargados de la gestión del agua, deben comenzar a pensar en evaluar, desarrollar y gestionar el almacenamiento de agua como sistemas integrados que consideran todo el espectro de opciones de almacenamiento natural, construido e híbrido para proporcionar soluciones resilientes que permitan proteger a muchas generaciones en vez de instalaciones independientes para un número limitado de partes interesadas.

Basado en las décadas de experiencia global del Banco Mundial con la gestión integrada de los recursos hídricos, Qué nos depara el futuro: un nuevo paradigma para el almacenamiento de agua apoya a los países a medida que desarrollan, operan y fortalecen los servicios de suministro agua. En el informe se proporciona un marco práctico para repensar el diseño de las soluciones de almacenamiento, que incluye herramientas de ayuda desde la evaluación de inversiones a largo plazo en infraestructura natural y construida hasta la toma de decisiones en condiciones de incertidumbre, las técnicas de planificación integrada y estudios de caso internacionales. Además, las partes interesadas de todos los niveles pueden encontrar lineamientos detallados para comenzar a implementar un nuevo enfoque.

La creciente incertidumbre provocada por el cambio climático es abrumadora. Debemos hacer frente a la realidad de que el pasado no es necesariamente una guía confiable para el futuro; y tenemos que actuar.  No obstante, pese a que observamos que en algunas partes del mundo los acontecimientos meteorológicos extremos han borrado en apenas días o semanas los avances en el desarrollo humano alcanzados a lo largo de décadas, queda claro que en el futuro las comunidades y regiones que serán más resilientes son aquellas que han aprovechado al máximo el agua almacenada. A medida que afrontamos los desafíos del desarrollo en el contexto del cambio climático, las soluciones de almacenamiento de agua más inteligentes pueden marcar la diferencia entre el sufrimiento humano y un futuro seguro. Es un camino largo, pero uno que no podemos darnos el lujo de no recorrer.

Enlaces relacionados: 

Artículo | El almacenamiento de agua es un elemento central de la adaptación al cambio climático

Evento | Qué nos depara el futuro: Un nuevo paradigma para el almacenamiento de agua

Informe | Qué nos depara el futuro: Un nuevo paradigma para el almacenamiento de agua

Cambio climático

Agua

El mundo

Autor

Mari Elka Pangestu

Ex directora gerente de Políticas de Desarrollo y Alianzas del Banco Mundialue se proveen del agua del sistema de red pública a fin de hacer uso...

ARTÍCULOEnero 29, 2023

Cómo la innovación revoluciona el comercio mundial



La innovación en el comercio demuestra ser revolucionaria para muchas personas.

Studio concept/Shutterstock


El comercio mundial, en muchos sentidos, hace que el mundo “gire”. Piense en cualquier producto electrónico, artículo de ropa, o quizás una barra de chocolate; piense en todos los artículos cotidianos que llegan a las manos de los consumidores y a sus hogares gracias al comercio mundial, generando innumerables empleos. El Grupo Banco Mundial trabaja con países en todo el mundo para implementar soluciones innovadoras que permitan mejorar el intercambio comercial.


El comercio mundial, en muchos sentidos, hace que el mundo “gire”. Piense en cualquier producto electrónico, artículo de ropa, o quizás una barra de chocolate; piense en todos los artículos cotidianos que llegan a las manos de los consumidores y a sus hogares gracias al comercio mundial, generando innumerables empleos.

Mona Haddad, directora global de Comercio, Inversión y Competitividad del Grupo Banco Mundial, señaló: “El comercio es un motor de crecimiento que crea mejores empleos, reduce la pobreza y aumenta las oportunidades económicas”.

Mona agregó que la liberalización del comercio aumenta el PIB y “ha sacado de la pobreza a más de 1000 millones de personas desde 1990”.

Sin embargo, para que estos beneficios se distribuyan de manera más equitativa, el comercio debe ser eficiente, y no siempre es el caso.

La complejidad y la naturaleza interconectada del comercio mundial quedó de manifiesto durante las interrupciones en las cadenas de suministro provocadas por la pandemia de COVID-19. Las demoras en los envíos y la escasez de productos supusieron problemas sin precedentes para muchos exportadores, importadores, empresas y consumidores.

Pero según Miishe Addy, cofundadora y directora ejecutiva de Jetstream Africa (i), con sede cerca del puerto ghanés de Tema, la COVID-19 también generó una oportunidad para repensar el sistema en sí mismo.

“Es uno de los puertos de contenedores más grandes en África occidental. A pesar de la tecnología que se podría haber utilizado, cuando iniciamos el negocio casi no había tecnología. En gran parte, se utilizaba dinero en efectivo y se llevaba a cabo de manera manual”.

Miishe vio el momento de crear su negocio.

“La COVID aceleró la digitalización en África. Era difícil trasladarse, incluso en el puerto; los antiguos métodos manuales de autorización y movimiento de carga eran realmente ineficientes”. Por ello, Jetstream creó una plataforma tecnológica que se hace cargo de la cadena de suministro para el comercio transfronterizo de un cliente.

Señaló que esto es importante porque un comercio más lento se traduce en productos más caros para los consumidores.

“Aunque los ingresos son generalmente más bajos aquí y las ganancias son menores, las cadenas de suministro son las más lentas del mundo. Cada día, las familias africanas pagan un impuesto sobre los productos que consumen”.


El comercio es un motor de crecimiento que crea mejores empleos, reduce la pobreza y aumenta las oportunidades económicas. El crecimiento económico apoyado por mejores prácticas comerciales ha sacado de la pobreza a más de 1000 millones de personas desde 1990.

Mona Haddad

Directora de Comercio, Inversión y Competitividad, Grupo Banco Mundial


Alina Antoci es especialista sénior en Facilitación del Comercio del Grupo Banco Mundial.

Ha trabajado con decenas de países que buscaban introducir sistemas digitales en el sector del comercio, como ventanillas únicas electrónicas y portales de información comercial.

“La tecnología y la digitalización hacen que el comercio sea más rápido, más barato, más fácil y más previsible”, dijo, agregando que “la automatización aumenta la eficiencia en las fronteras y los puertos”.

Alina agregó que sacar al ser humano de algunos de estos procesos también reduce la corrupción y hace que el acceso a la información sea equitativo y confiable.

Los avances tecnológicos no son la única forma que se utiliza para hacer cambios revolucionarios en el comercio. El comercio mundial genera una enorme huella de carbono, y esto es algo que la empresa de transporte de contenedores más grande del mundo, Maersk (i), tiene previsto no dejar de abordar.

“El traslado de mercancías en todo el mundo emite entre 3000 millones y 4000 millones de toneladas de CO2 al año”.

Morten Bo Christiansen, jefe de Descarbonización de A.P. Moller - Maersk explicó que la industria debe repensar el transporte de mercancías.

“Tenemos el compromiso de lograr el objetivo de cero emisiones netas para 2040”.

Uno de los grandes problemas es, por supuesto, la quema de combustibles fósiles para hacer funcionar buques que atraviesan los océanos del mundo haciendo posible los intercambios comerciales. Pero esto, dijo Morten, debe replantearse por completo. Agregó que actualmente es un tipo de problema al estilo de “qué fue primero: el huevo o la gallina” para la industria.

“Hay combustibles verdes disponibles, pero tienes la situación en la que no existen buques ecológicos. Así que nadie construye embarcaciones ecológicas porque no hay combustibles verdes, pero no hay combustibles verdes porque hay buques ecológicos”.

Su empresa ha desarrollado un nuevo combustible, basado en metanol, que se considera el producto del futuro. Pero, por supuesto, esto también dependerá de la infraestructura mundial para recarga de combustible y suministro.

El clima y el comercio, según Vicky Chemutai del Grupo Banco Mundial, están interconectados de muchas maneras, especialmente en los países en desarrollo.

“En un mundo cada vez más afectado por el cambio climático, el comercio adquirirá aún más importancia”, afirmó.

“La inseguridad alimentaria es muy alta y los efectos del cambio climático son muy elevados en estos países... por lo que el comercio sostenible de alimentos será crucial para mantener la seguridad alimentaria”.

Agregó que otras cuestiones, como el aumento de la temperatura, pueden tener impactos en el comercio. “El calor afecta la productividad de los trabajadores... y eso tiene consecuencias en los sectores de exportación, en países como Bangladesh”.

Vicky dijo que es fundamental mejorar la forma en que se lleva a cabo el comercio.

“Abordar los problemas de facilitación del comercio en los puntos fronterizos podría, a su vez, reducir el desperdicio de alimentos, por ejemplo”.

Afirmó que hay muchas maneras en que la facilitación del comercio puede mejorar la interconexión entre el comercio y el clima.

“Las soluciones en materia de política comercial existen, y la mayoría de ellas son un triunfo rápido... Todas las soluciones deben aplicarse a escala, pero existen, de verdad”.

El mundo del comercio no es sencillo, y hay problemas urgentes que se deben abordar, y la innovación en numerosas áreas resulta revolucionaria para muchas personas.

El Grupo Banco Mundial respaldó la iniciativa con financiamiento del Programa de Apoyo a la Facilitación del Comercio (i) (TFSP). El TFSP recibe financiamiento de nueve asociados donantes: Australia, Canadá, la Comisión Europea, los Países Bajos, Noruega, Suecia, Suiza, Estados Unidos y el Reino Unido, y proporciona asistencia a los países que buscan alinear sus prácticas comerciales con el Acuerdo sobre Facilitación del Comercio de la Organización Mundial del Comercio.


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